
Las rutas de la provincia de Buenos Aires son un eje central para la conectividad y el transporte de personas y mercaderías. Con una superficie de más de 300.000 km² y una extensa red de caminos, el estado de las rutas varía considerablemente según la región. Mientras corredores como la Ruta 2 o la Ruta 6 presentan mejoras notables gracias a inversiones en repavimentación y señalización, otras vías secundarias —especialmente en zonas rurales— siguen mostrando deterioro, baches y falta de mantenimiento.
Esta situación impacta de forma directa en la vida cotidiana de los habitantes y también en sectores estratégicos como la producción agropecuaria. En tiempos de cosecha o de lluvias intensas, los caminos de tierra y algunas rutas provinciales se vuelven intransitables, afectando la logística, los tiempos de traslado y los costos. Además, la falta de infraestructura adecuada pone en riesgo la seguridad vial: los accidentes en rutas mal mantenidas siguen siendo una constante preocupante.
Desde el gobierno provincial aseguran que se está avanzando en un plan integral de infraestructura vial que incluye pavimentación, ensanches y mejoras en la señalización. Sin embargo, distintos sectores reclaman una ejecución más ágil y una planificación que contemple tanto los grandes corredores como los caminos rurales que conectan a las pequeñas localidades con los centros urbanos. La mejora sostenida de las rutas bonaerenses es una deuda histórica que requiere inversión, control y planificación a largo plazo.